ROCAMADOUR

domingo, 8 de agosto de 2010 8.8.10 Publicado por Raquel Navarro
Sigo con las peregrinaciones. No es que me haya dado por ir con la mochila al hombro, desgantando las botas y expiando culpas, sino que esta vez voy a dedicar el tema al lugar que da origen al nombre de la calle de mi infancia: Rocamador.

Para mí fue una sorpresa descubrir que la dirección que he rellenado tantas veces a lo largo de mi vida corresponde a una localidad francesa, más todavía al saber que forma parte de los Grandes Sitios de Francia y más si cabe por ser la segunda población más visitada de Francia.

El Rocamador (Rocamadour) original se encuentra concretamente en el departamento de Lot, región de Midi-Pyrénées y se compara con un Carcasonne en miniatura.




Lo más emblemático de Rocamadour es su emplazamiento. Alzado sobre una roca, domina el cañon que el río Alzou ha excavado durante milenios. Como dice una canción infantil local, las casas están sobre la roca, la iglesia sobre las casas, la roca sobre la iglesia y el castillo sobre la iglesia. Y es cierto, porque en este lugar la arquitectura se levanta en la pared de un acantilado, apoyándose en la piedra calcárea y elevándose hacia el cielo, hasta alcanzar cotas de 120 metros de altura.




En el origen de este enclave se encuentra Amador. Para unos un sencillo ermitaño, para otros Zaqueo de Jericó (seguidor de Cristo), que al alcanzar estas tierras cambió de nombre, quien fundó un pequeño oratorio al que llamó Roca de Amador. En el siglo XII, el cuerpo de este santo apareció incorrupto, lo que propició la llegada masiva de peregrinos para venerar sus reliquias y la transformación de Rocamadour en un punto de peregrinación, a la vez que lugar de paso para los peregrinos del Camino de Santiago que provenían de Europa del Este.


El pueblo es una única calle, salpicada por edificios y restos de fortificaciones del siglo XIII, que conduce a la ciudad religiosa, compuesta por siete capillas. La última etapa de la peregrinación consiste en subir los 216 peldaños que llevan a la iglesia de Notre Damme. En ella se encuentra la Virgen Negra, conocida así por el color de su rostro, negro por el humo de los cirios. En su interior podemos encontrar también numerosas ofrendas, como cadenas de presos liberados, restos de barcos que se salvaron de naufragios, etc.






Cuenta la leyenda que la campana de esta iglesia sonaba cada vez que un marinero en apuros solicitaba el auxilio de la Virgen. Anecdótica es también la espada clavada en la pared de la entrada del santuario. Se dice que es Durandal, la espada con la que Roldán luchó en Roncesvalles y que lanzó a la roca para evitar que cayera en manos enemigas. Cómo llegó desde Roncesvalles hasta este punto es parte del milagro...




El paso del tiempo, las guerras, los incendios y saqueos hicieron sucumbir Rocamadour. El culto a la Virgen de Rocamador se extendió gracias al Camino de Santiago. Pueden encontrarse capillas en Sangüesa, Estella, Astorga, Finisterre, e incluso en Quebec.



No fue hasta el siglo XIX cuando se decidió su restauración y volvió a resurgir de las ruinas. Actualmente, gracias a peregrinos y turistas la zona goza de una sorprendente revitalización. Incluso la gastronomía local se ha visto beneficiada. Desde los años noventa se comercializa un queso de cabra con denominación de origen, el queso "Rocamadour".

Además de este impresionante conjunto, en los alrededores se pueden visitar las Grutas de las Maravillas y las de Lacave, el Precipicio de Padirac, la Selva de los monos o poblaciones como Bergerac, Loubressac o Sarlat.

1 Response to "ROCAMADOUR"

  1. María Carrera Says:

    Me encanta, no te puedes imaginar las ganas que me han entrado de visitar Rocamadour. Un post chulísimo. ¡¡¡Enhorabuena!!!

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