Siguiendo la premisa de conquistar el trópico, si tuviese que elegir un punto del trópico de Capricornio en el que parar para descansar y reflexionar sobre mi conquista, éste sería Madagascar.
Más que una isla es una enorme arca de Noé. Sólo en ella existe el 58% de las especies del mundo, de las cuales el 80% son endémicas de esta gran isla. Los lemures son los animales más conocidos, pero además de ellos se encuentra una gran variedad de peces, aves y reptiles.
Madagascar es el paraíso para espeleólogos, etnólogos, ornitólogos y amantes de la naturaleza en general. Por suerte para su flora y fauna, el turismo aún no ha invadido la isla. Por desgracia para el turista medio, éste es un viaje de aventura. No hace falta llegar a ser Indiana Jones, pero no está de más ir preparado para realizar unas cuantas caminatas. Sólo así descubriremos zonas que de otra manera serían inaccesibles.
La zona más turística es la que rodea Nossi Bé: una pequeña isla al norte de la principal, con sus playas y arrecifes de coral perfectas para practicar buceo o para hacer excursiones en barco y disfrutar de la influencia de la presencia francesa en la cocina local.
Quienes prefieran el trekking y el ciclismo tienen numerosas rutas para recorrer los 19 parques naturales que recorren la isla. Los senderos discurren por arrozales, montes bajos, valles con fuentes termales, montes de granito como el de Marojejy (con picos de más de 2.000 metros de altura), palmerales, etc. Uno de los más transitados por los turistas es la ruta de los baobabs, que se encuentra en la región de Morondava, al oeste de la isla.
Más que una isla es una enorme arca de Noé. Sólo en ella existe el 58% de las especies del mundo, de las cuales el 80% son endémicas de esta gran isla. Los lemures son los animales más conocidos, pero además de ellos se encuentra una gran variedad de peces, aves y reptiles.
Su situación, a medio camino entre Áfica y Asia, ha hecho de Madagascar un punto clave para el comercio y la navegación a lo largo de la Historia. A pesar de estar más cerca de África (416 km), fueron colonizados por los indonesios antes que por los africanos. De ahí que su lengua contenga rasgos polinesios. Posteriormente llegaron bantúes, persas, árabes, portugueses, españoles e ingleses. Aunque a los europeos no les dejaron estar mucho tiempo en la isla... No me extraña.
Madagascar es el paraíso para espeleólogos, etnólogos, ornitólogos y amantes de la naturaleza en general. Por suerte para su flora y fauna, el turismo aún no ha invadido la isla. Por desgracia para el turista medio, éste es un viaje de aventura. No hace falta llegar a ser Indiana Jones, pero no está de más ir preparado para realizar unas cuantas caminatas. Sólo así descubriremos zonas que de otra manera serían inaccesibles.
La zona más turística es la que rodea Nossi Bé: una pequeña isla al norte de la principal, con sus playas y arrecifes de coral perfectas para practicar buceo o para hacer excursiones en barco y disfrutar de la influencia de la presencia francesa en la cocina local.
Quienes prefieran el trekking y el ciclismo tienen numerosas rutas para recorrer los 19 parques naturales que recorren la isla. Los senderos discurren por arrozales, montes bajos, valles con fuentes termales, montes de granito como el de Marojejy (con picos de más de 2.000 metros de altura), palmerales, etc. Uno de los más transitados por los turistas es la ruta de los baobabs, que se encuentra en la región de Morondava, al oeste de la isla.
Entre los parques más grandes se encuentra el de Masoala. Es el espacio protegido más amplio de la isla. Alberga 2.000 especies diferentes de plantas y 38 de mamíferos, entre ellos 13 tipos de lémures, 5 de tortugas, 111 de aves y más de 600 especies de peces de arrecife.
Como se ve, Madagascar es la isla de las cifras. Sin duda el destino perfecto para aventureros y ecoturistas.
¿Te animas?