Desde hace 30 años existe en Francia una asociación que reúne a las poblaciones rurales más bellas ("Les plus beaux villages de France"). Esta idea nació con el fin de evitar la desertización de las pequeñas poblaciones y de proteger y promover el interés por el patrimonio rural.
Para poder ser considerada una de las más bellas es necesario que se cumplan varios factores: que no exceda de los 2.000 habitantes, que cuente con al menos dos lugares o monumentos protegidos y que la candidatura esté apoyada por el Consejo Municipal.
156 localidades lo han conseguido y por suerte para nosotros, algunas de ellas se encuentran cerca de la frontera con España. ¿Por qué no visitarlas?
Al pie del camino de Santiago se levanta Ainhoa. Una antigua bastida teñida de blancos y rojos que salpican la una única calle de la población.
(Las bastidas son poblaciones fortificadas de la Edad Media que servían para poblar nuevos territorios o bien para unificar aldeas dispersas en el Suroeste francés. El señor feudal otorgaba tierras a los colonos a cambio de impuestos, a la vez que se ocupaba de fortificarla para proteger a sus vasallos.
La disposición de la nueva comuna se organizaba en torno a la plaza central, donde estaba la iglesia, el mercado y la residencia del señor de turno. Lugar de encuentro, escenario de ferias y mercados, de la plaza surge todo un entramado de calles perpendiculares para completar el plano.)
A 3 km. de la frontera con Navarra, Ainhoa nació para abrir camino en la vía que llegaba hasta el Camino de Santiago. Sigue conservando su diseño original. Una calle única, sobre la que se levantan, según el ordenamiento medieval, casas cuadradas o rectangulares, con jardín del mismo tamaño que la edificación, alineadas unas junto a otras.
Los edificios actuales son reconstrucciones del siglo XVII, ya que durante la Guerra de los Treinta Años fue practicamente destruida. Las casas destacan por sus tejados a dos aguas y los entramados de madera pintados en rojo, propios de la zona.
En el centro la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con el cementerio a un lado y el frontón a otro, presiden la población.
Sare
A 8 km. de Ainhoa se encuentra Sare, una pequeña población de poco más de 2.000 habitantes donde según el proverbio "se tiene tiempo". Y añado, si no se tiene, se lo deberíamos dar. Tiempo para recorrer sus calles con calma, tiempo para degustar el pastel vasco (postre típico de la zona), tiempo para disfrutar de la calma que respira Sare, tiempo para detenerse frente a sus casas...
Además de sus calles, las inmediaciones de Sare ofrecen diversos elementos de patrimonio natural. Como las cuevas prehistóricas, en las que a lo largo de una hora de visita descubrimos esta inusual formación geológica, así como los orígenes y mitología del pueblo vasco.
A poca distancia el tren cremallera nos lleva hasta la cima del monte Larrun, desde el que se divisa la costa vasta, las Landas y los primeros picos de los Pirineos, permitiéndonos disfrutar de una vista grandiosa.
Ser uno de los pueblos más bellos de Francia no es tarea fácil. Además de los requisitos iniciales, la asociación pide cumplir con una política de conservación del paisaje, de mantenimiento de la imagen de la localidad sin caer en el tópico y sin convertirla en un parque de atracciones. A cambio, la afluencia turística está garantizada.