Descubrí Medina Azahara, casi por casualidad, en mi primera incursión por tierras andaluzas. En ese momento, las ruinas de lo que fue el centro de poder omeya eran un punto en un mapa, junto a una indicación de "imprescindible". Su visita fue todo un descubrimiento. ¿Cómo es posible que casi no supiéramos de su existencia?, ¿por qué no se le ha dado más publicidad a este yacimiento? Y, sobre todo, ¿por qué no se ha excavado más?
Después quedaron las numerosas anécdotas de recorrer Medina Azahara en agosto, 3 de la tarde y con un calor insoportable. La sed y el calor ayudándonos a imaginar la corte y los palacios de Abd al-Rahmán III, ¿o era nuestra imaginación?, la caminata para volver al punto de salida... Pero sobre todo, el recuerdo de lo efímero, de lo que pudo ser (y por unos años lo fue) el centro del mundo, la ciudad más avanzada y refinada de occidente, y del que apenas quedan un conjunto de piedras a modo de recuerdo.
Ahora, doce años después, Medina Azahara se hace llamar por su nombre árabe, Madinat al-Zahra y un museo, premio de arquitectura incluido, recibe al visitante. Sin embargo, queda el calor de la planicie cordobesa y la misma pregunta: ¿por qué no se ha podido excavar más superficie? ¿Problemas técnicos o de dinero?
En octubre de 2009, el conjunto arqueológico inauguró el Museo de Madinat al-Zahra (premio Aga Khan de arquitectura). Se trata de una construcción que se mimetiza con el paisaje y se sumerge bajo tierra para no robar protagonismo al yacimiento. Tras su construcción, al visitante que llega a Medina Azahara se le aconseja que entre al museo antes de continuar la visita. Es gratuito y en su interior no sólo se encuentran restos encontrados en el yacimiento (capiteles, columnas, piezas de vajilla, cerámicas...), sino que además ofrece la posibilidad de ver un vídeo que narra de manera sintética, visual y ágil cómo se realizó la construcción de la ciudad, los usos, el estado original de los diversos espacios y él día a día en la vida del califa. Normalmente este tipo de material audiovisual suele ser pesado, aburrido y lento, pero en este caso me sorprendió muy gratamente. El vídeo dura unos 15 minutos y está hecho con animaciones. Pero ante todo, cumple con su función pedagógica, que es que cuando por fin accedes al conjunto arqueológico, tu mente está preparada para ver policromías, arcos y columnas donde sólo quedan restos de muros, piedras y huecos.
Abd al-Rahman III mandó construir Medina Zahara en el año 940, como símbolo de poder. Trasladaría así el centro del califato a un enclave desde el que dominaba la sierra y la llanura. La nueva ciudad albergó la residencia del soberano y su corte, que dejó Córdoba para seguir al califa. Medina Azahara se dibujó en forma de grandes terrazas. En la superiores, el palacio y los edificios administrativos; en las inferiores, la zona residencial y la mezquita.
La vida de la ciudad fue muy corta, apenas 75 años. Las luchas de poder terminaron desintegrando el califato y la ciudad fue sometida al expolio.
Las primeras exploraciones se realizaron a principios del siglo XX. En la actualidad sólo está excavada una décima parte de lo que fue Medina Azahara. Entre sus ruinas, aún se pueden entrever las dimensiones de la mezquita, el espacio destinado a los guardias, las viviendas superiores, la casa del primer ministro Ya´far (figura clave en los años centrales del califato), la plaza de armas y el salón de Abd al-Rahman (ahora en restauración).
La visita al conjunto de Medina Azahara es gratuita, tanto la entrada al museo como al yacimiento. Lo único que hay que pagar es el traslado en un autobús lanzadera de un punto a otro. Si el visitante accede en vehículo privado, este servicio cuesta 2,10 €. Si lo hace mediante el autobús de Turismo de Córdoba que une los 8 km entre Córdoba y Medina Azahara (dos salidas diarias), el trayecto, más una pequeña guía y el servicio lanzadera cuesta 7€. Si optas por esta modalidad, debes reservarla en uno de los puntos de información turística de Córdoba.
A tu regreso, supongo que cansado y acalorado por la visita, nada mejor que perderse por las callejuelas de Córdoba. Te dejo aquí un enlace con algunas de las tabernas que no deberías perderte: tabernas cordobesas.