PARQUE EL CAPRICHO

 Para viajar no hace falta irse lejos. No es necesario llevar maleta pesada, ni comprar billete. A veces los lugares más bonitos se encuentran tan cerca que los ignoramos por cotidianos, y, en muchas ocasiones, por mero desconocimiento.

Este es el caso del Parque del Capricho. El único referente de jardín romántico que queda en Madrid y que, sin embargo, es desconocido por una gran parte de la población.

El jardín fue fundado por la Duquesa de Osuna en 1784, con la intención de crear un retiro cercano a Madrid y donde dar rienda suelta a sus intereses artísticos, más próximos a la corte de María Antonieta que al oscuro estilo español. Jardineros franceses e ingleses fueron llamados para participar en su diseño; los muros del palacio albergaban cuadros de Francisco de Goya y la crema de la sociedad codiciaba ser invitada a las fiestas de la duquesa.




El agua es un elemento fundamental del parque. La duquesa pidió que se construyeran estanques unidos entre sí con el canal que recorre el jardín hasta alcanzar el salón de baile, donde reunía a las personalidades más famosas de la época.


A lo largo de sus 14 hectáreas se suceden plantas, árboles y flores. El parterre francés, compuesto por arbustos; el jardín italiano, en el que se mezclan setos y árboles para guarecerse del sol en verano; y, predominando en su diseño, el inglés, con sus caminos para adentrarse y perderse por los distintos rincones de la finca.



Como lugar de recreo, en El capricho no falta una zona para los niños. Un pequeño fortín, con sus fosos y cañones. Para los mayores, la duquesa ideó un laberinto de laurel, así como diversas construcciones: la casa de la vieja (imitando los hogares de labranza), la casa de las cañas (pequeño embarcadero) o el Casino de baile.


La duquesa de Osuna no llegó a ver el proyecto terminado. Tras su muerte, el Parque pasó a manos de sus herederos, quienes, arruinados por el juego y la vida licenciosa, terminaron vendiéndolo.
Durante la Guerra Civil se convirtió en sede del Estado Mayor del Ejército del centro. De hecho, el labertinto fue devastado al convertirse en una pista de aterrizaje forzosa. El actual es una copia del diseño original.
Finalmente, el Ayuntamiento de Madrid lo compró en 1974. Unos años más tarde se le declaró Bien de Interés Cultural y comenzó su remodelación.

Situado en la Alameda de Osuna, próximo al parque Juan Carlos I, abre sus puertas únicamente sábados, domingos y festivos.
Quizá sea éste un motivo por el cuál hemos tardado tanto en visitarlo.  Si tú aún no lo has hecho, ahora ya no tienes excusa. ¡Disfrútalo!